Tal vez soñar...

Desempolvo mis mejores galas dispuesta a lucir como los astros, que no quiero sentirme apolillada motivada por el paso de los años. En mis ojos aún brilla la alegría de recuerdos que perduran del pasado, en mi boca siempre una sonrisa, fiel impronta de momentos recreados. Mi piel sin ser ya fina y delicada, conserva la textura y lozanía de quien fue aguerrida con la vida y en excesos prudente y moderada. Desescombro de nostalgias mi memoria aferrándome al lúdico presente viviendo la vida intensamente por si la Parca de repente me impresiona. Denodada por el mundo yo me muevo que de medrosos el universo se llena, cobardes, pusilánimes e indecisos que tan solo en sobrevivir piensan. Pasado el ecuador de esta existencia, me pregunto hasta donde he de llegar, si el camino está ya por terminar, o simplemente reflejo mi impaciencia, que en este lapso aún mantengo la inocencia de que el sino jamás me ha de alcanzar.

Yo confieso, que me echaron a este mundo desnuda del vientre materno, en un grito de dolor enmudecido convertido en llanto eterno. Yo confieso, que crecí entre algodones, infancia de luz y juegos, lanzando risas al aire, olvidándome mis miedos. Yo confieso, que el amor que me donaron sin pedir precio por ello desborda aún hoy ternura que en mi corazón guarezco. Yo confieso, que sin conocer la tierra el mundo se me hace pequeño cuando observo algunos rostros que no piden más que un gesto. Yo confieso, que cuándo duermo caliente al abrigo de un buen techo esas miradas provocan pesadillas en mis sueños. Yo confieso, que a pesar de ser prudente y seguir buenos ejemplos que me conduzcan por sendas rectas, sin atajos ni retuertos, en ocasiones elijo mal camino por defecto, y yerro mi paso firme y deambulo por desiertos y provoco en mi las dudas y que a otros desoriento. Yo confieso, con el alma entre mis manos que de todo me arrepiento pero que de lo que nunca hice de eso…no me confieso.

A la niña nacida de la luna blanca. Con su pelo oscuro ondeando al viento y su cuerpo menudo de espiga clara provoca murmullos, latido lento. Qué me mira la niña de luna blanca. Que sus ojos oscuros me causan llagas. Sus pupilas venenos de miel amarga. Cierra ya esos luceros que me arrebatan. Cuándo el día amanece y despierta el alba, la niña blanca ilumina toda la estancia y su sonrisa, entre corales recién perlada levanta olas de mar arbolada. Cuándo viniste al mundo niña embrujada tu belleza temblores originaba y aún siendo bebé de teta y nana augurabas presagios de fina maga. Bebiste las aguas dulces de buena infancia madurando como las flores y su fragancia tornando en etérea mariposa de mil colores, de mil escarchas. A esa niña que se me aleja. Que el tiempo cruel me la arrebata, convirtiéndola en rosa por las mañanas, embriagador perfume de madrugada. No quiero que se me pierda, que se marchite como las plantas. Qué un mal viento de sus raíces arranque y sobre tierra yerma la es

Palabras, solo palabras… palabras para dañarte, palabras para mentirte, palabras para olvidarte. Pronuncia tu alma dormida frases incoherentes, léxico un tanto extraño, que enajena nuestras mentes. Boca que palabra exhala Como dardo impertinente idea dañina y cortante sable afilado e hiriente. Verbo que herida abre profunda como un volcán y expulsa en lava ardiente convertida en lengua falaz. Palabras, solo palabras… palabras para herirme palabras para embaucarme palabras para dejarme.

Sobre recuerdos te imagino oyendo un mudo silencio, rasgando jirones al aire que me susurra tus versos. Como el viento que enarbola tus palabras que no siento, al cielo lanzo tu nombre tratando de escuchar su eco. Gritos que mi voz ahoga perdidos en un soneto que aligere pesada carga al no cumplir mi deseo. Sueños que fueron quimeras anhelos de falsas promesas palabras embaucadoras retazos de algunas leyendas. Y a la postre ¿Qué? al final le chillo al viento ¡Llévate falsas historias, mentiras que yo no quiero!

A ti, compañero infatigable. Testigo de desvelos, alegrías, desazones. Eterno y perenne como hoja de pino. Angustia inconfesable en anhelos perdidos. A ti, demudado paladín de momentos inciertos. Estoico, ante la mirada oscura de negros pensamientos. Pétreo soldado del amor en que juras. A ti, que ante los mudos silencios gritas sin palabras, sin gestos, con miradas perdidas y alargadas. A ti, que pasado el ecuador de tu leyenda, evocando epopeyas de un pasado, lejano, presente, permanente, luchas por tu gloriosa victoria. A ti, por ti esparzo estas palabras, porque sin ti, no habría nada.

Todo es prisión alrededor del corazón porque sentimos el fulgor aciago de la soledad recurrente. Por eso estamos postrados ante la muerte venidera y suspiramos indolentemente cuando notamos su presencia.

Como un loco impenitente que abraza un cielo escarchado de ilusiones; como un irresponsable redentor de almas cansadas de bregar por horizontes que se difuminan más allá de la desdicha; como un lejano atardecer otoñal que acompaña con suave nostalgia los primeros pasos de un amor en ciernes, así tengo la memoria finita del amor, así tengo el anhelo de una vida por vivir, así tengo la resonancia de unos besos en la boca del destino, así tengo el mundo dentro de mis labios inflamados de locura. Locura por quererte de costado a costado hasta destrozarte en mil pedazos, bellísimos y desolados por tanto amor contenido.

Quise beberme ese agua que bajaba del manantial. Agua que corría libre sin ceñirse a su caudal. Salvaje buscando su rio, ansiando llegar a su mar, arrasando todo en su huída, mojando todo al pasar. Agua que calma a sedientos. Agua que sacia tu sed. Agua que empapa tu alma. Agua que has de beber. Cuándo ebrio de ese agua llegues el sentido a perder, porque es agua que envenena, porque es agua como hiel, te quema, te abrasa, te araña te hace jirones la piel, deshazte de ella al momento y déjala… Déjala correr.

Si un día olvidas mi nombre, no dudes reconocerlo, quizás la ausencia continua, tal vez tu orgullo secreto, produzcan en tu mente lagunas, provoquen en ti un desierto. Si un día al verme preguntas ¿Quién eres tú? ¡No te recuerdo! Trata de ver en mis ojos, bucea en tus recuerdos, rebusca en tus fotos antiguas algún retrato ya viejo. Si un día te cruzas conmigo, sin destino a ningún puerto, vira a babor o a estribor, sigue mi rumbo incierto. Encontrarás un rastro de agua, que te llevará a buen embarcadero. Si un día, al final del camino, añoras esos momentos de plenitud de vida, de fogosos pensamientos, extiende tu mano y mira, observa quien va a tu extremo. Te sorprenderá la vida, te volverán los recuerdos, reconocerás mi nombre, mis ojos no tendrán secretos, caminarás conmigo, hasta el fin de nuestros tiempos.

Al horizonte perdido, errante y vagabundo que prolonga su sombra entre sueños inalcanzables y desdeña el presente, ahogándolo en un futuro. Porción incontenible e imparable de leyendas aún nonatas, de historias pendientes de contar, de vidas esperando que ocurran. Anhelando un pasado que no existe, porque su propia existencia es inexistente. Al que ciega mi visión, tal vez perdida, y confunde mi mirada entre sus nubes convirtiendo mis fantasías en realidades, no siempre, magnitudes de este mundo. Robad el alma al desalmado para que vague errante entre las ánimas. Tenue, tu luz en la distancia, incierto tu color cuándo te observo, solo alzar mi mano para tocarte, y comprendo que aún te encuentras lejos.

Desnudo está el aire. Casi leve, incipiente. Como remolino de sensaciones. Hay un rumor, un esbozado amor que surca el aire. Juntos por el viento cimbreados. Tú,yo... los dos, para siempre enamorados.

Las horas del alma pasan lentamente sin rubor, sin estridencias. Por eso puedes tocar mi pecho victorioso con tus manos de santa, pero no te sonrojes cuando te susurre que te quiero. Nuestras almas se compenetran al vuelo como un aleteo de caricias en la piel y en el aire. Dame el abrazo universal que guardas desde la noche de los tiempos y desde tu nacimiento. Las horas pasan..., se queda el alma. El alma pasa...,l as horas se van.

Yo canto a ese rostro de mármol afilado y desfiguradamente bello. Canto a esa boca, desdentada,y acrecentada por el infinito silencio interior. Le canto a los límites de tu hermosura cuando sonríes sin desmesura, mueca imposible y tierna de tu universo enclaustrado. Le canto a esa mirada oblicua de profundidad vertiginosa que taladran el pasado de recuerdos no vividos. ¡Qué grande tu espíritu imberbe, tu olvido lleno de oquedades, de misterios que reptan por tus venas como torrentes de inocencia!

En la dehesa pastaba, campeando sin prisa alguna. El prado tenía por suelo, por techo el cielo desnudo, y por compañera de juegos, a su vieja amiga luna. Criado entre pastizales entre erales y novillos, mostrando siempre su fuerza su casta y su predominio. Jamás llegaste a imaginar el fin que un día esperaba, morir matando en la plaza después de tanto luchar. Recién convertido en cuatreño el mayoral te observaba fuiste vendido por casta y pusieron fin a tus sueños. Sonaban ya los clarines presagiando nada bueno sobre el albero te viste observado por el pueblo. Capotes bailaban al aire templando tu fuerte embestida no temías entrar a ellos cuándo el torero quería. Una dolorosa punzada a fuego marcaba tu carne lazos color carmesí brotaban por todas partes. Un nuevo tercio llegaba aún más vil y encarnizante banderillas te clavaron de medio cuerpo adelante. Incapaz de comprender por qué la gente aplaudía te fuiste hacia la muleta que soberbiamente escondía a un diestro desencajado por ver

Llegó una mañana discreta vestida con traje corto. Sus ropas de tono suave no hacían daño a los ojos. Se acomodó ligera a mi lado, sin ruidos ni algarabías. dejándose ver amable entre risas y alegrías. Sitio, apenas ocupaba, espacio no requería, solo una sombra daba, como árbol en romería. Pregunté algo extrañada por esa misteriosa dama. Nadie la conocía, ninguno la presentaba, sólo algunos sonreían si a su lado se sentaba. Me armé de valor y fuerza y a ella me fui descarada. ¿Quién es usted bello enigma que a todos anda a la zaga? Mi nombre es lo de menos, ni siquiera lo menciones, soy artista de emociones y cumplidora de sueños. Mas soy bastante curiosa e insisto en reconocerla, quisiera saber nominarla, acaso poder traerla, si en un momento preciso necesitara tenerla. No necesitas llamarme piensa en lo que deseas sueña con lo que quieres provoca tú tus creencias, eres ilusionista: de tu vida, y de tus metas. ¿Y si en algún momento cayera y desfalleciera? ¿Cómo me ayudaría, si no se

Quiero ver amanecer un frio día de invierno y cuándo el sol ilumine el lecho donde yacemos fingir que sigo dormido entre sueños de deseos. Qué su calor me invada que inunde mis sentidos que impregne de luz tus ojos como cegaron los míos. Y en esa mañana radiante envuelta en luz incandescente, sentir que siento tus brazos, fingir que no estás ausente, mentir inventando un sueño del cual jamás me despierte. Porque nunca permití tu huida, en vano prohibí tu partida soñando imagine que estabas en mis sabanas dormida. Y cuándo la tibia mañana aparezca detrás de ese sol hiriente aceptar la muerte que viene llevándose toda mi vida perdido por un amor imposible dentro de una cama vacía.

Lo llaman camino de estrellas, de sueños, de soledades. Camino del peregrino, de pecados, de verdades. Camino que recorrieron, ricos, pobres, reyes y pajes. Polvo que arrastró el camino, tierra que borró el sendero, piedras que impiden el paso, a todo el que no es sincero. Almas que buscan consuelo, cuerpos que buscan descanso, bocas sedientas de vida ojos cegados por llantos. Y si al final del camino no sabes cómo llamarte porque tu nombre olvidaste entre tanto desatino. Escúchame bien, peregrino, forja de hombres errantes, que lo que te dio el camino nadie en el mundo lo sabe. Lo llaman Camino de estrellas, de sueños, de soledades. Camino que un día hiciste, camino que una vez lograste. Camino que te convirtió en hombre por lo que en ellos dejaste.

Siempre expectante, oteando el horizonte. Todos los días seguía la misma rutina. Al atardecer, bajaba por la escalera del acantilado. Descalza. Queriendo sentir la fría sensación sobre sus pies desnudos. Hacía tiempo que repetía ese gesto. Durante muchos años había corrido por esos escalones resbaladizos y peligrosos. Los saltaba de dos en dos, sin ser consciente del peligro que ello entrañaba. Pero lo hacía feliz. Aún recordaba, cómo todas las tardes se apresuraba alegre para ver la llegada de los barcos. Al divisarlos, subía de nuevo. En alocada carrera se dirigía al puerto para abrazar a su padre cuando descargaba. Él siempre la sorprendía con algún presente. Cualquier minucia, una estrella de mar, un hipocampo. Nada era todo un tesoro. Pero lo suyo no era un caso aislado. Según contaban los viejos del lugar, los niños siempre habían vivido al amparo de la mar. El majestuoso Poseidón había marcado fuertemente la vida de los lugareños. Debía ser así. La villa marinera permanecía inta

Ser mujer. ¿para qué? ¿para seguir siendo el palo mayor donde sujetar la vela? ¿para ser el bálsamo que aminore la pena? ¿para ser el refugio donde todos se cobijan? ¿para ser el corazón donde todos se consuelan? ¿para ser el reposo del guerrero al terminar la guerra? ¿para ser el felpudo que los hombres pisotean? ¿para ser el saco de lucha al que el luchador golpea? Si eso es ser mujer…… que venga Dios y lo vea. No quiero ser mujer si esa va a ser mi condena. Yo quiero ser mujer. Mujer íntegra y verdadera. Mujer que elige su palo, mujer que elige su vela. Mujer que convertida en bálsamo pueda consolar sus penas. Mujer toda corazón, que en otro halle respuesta. Mujer guerrera que luche, codo a codo pero sin violencia. Mujer que sea respetada, por lo que es y no lo que representa. Mujer no golpeada y que nunca golpea. Si eso es ser mujer….. que venga Dios y lo vea. Yo quiero ser esa mujer. Ungida de dicha y de felicidad plena.

Consultando el oráculo de tu mirada he deseado que tu organismo temblara ante mis telúricos ojos que son los guardianes de toda la sabiduría amorosa de este mundo. Después de conocerte, de sorprenderte bañándote en un tumulto de caricias te juraré amor eterno: Amor a tu belleza consentida que es como una sublime exageración del alma de todas las cosas.

No me basta la luz del amanecer para comprender este mundo porque el ser humano es como un paisaje que se diluye panorámicamente esperando la muerte.

A ti,poeta, que desde tu ataúd de penumbra educas al mundo con tus soledades gloriosas. A ti,poeta títere de viento y borracho de cielo y agua; a ti,que ensalzaste el azul de las cosas; a ti,poeta explícito de nieblas turbadoras de corazones umbríos de emoción; a ti,héroe lírico de olas encadenadas al infiel pie coralino que pisoteó tu denodada existencia. Desde la altitud de tu memoria la canto al viento que tú cantaste, ese viento de helechos o espuma que rozaba tu líquido sentimental vertiéndolo por tus poros sedientos de gracia. A ti,álgida alma de amaneceres rubricados por una pátina oceánica; a ti,acreedor de soles vilipendiados por la magnitud de la palabra, de la palabra del poeta insumiso a la rueda del destino. A ti, poeta de niebla en el rostro, de temor puro y diamantino. Te canto a ti, poeta, y ya para siempre amigo.

Que no le cubran con mantos de nieve, que lo cubran con rayos de cuidada efigie que es lo que todo el mundo quiere. Que no le lloren mujeres sin nombre, que le lloren aquellas que le hicieron ser hombre. Que no se olviden sus versos,que se esparzan al viento y conquisten todo el universo. Que se arrodillen ante él los ineptos ,que suscriban sus besos inciertos, que besen sus huesos, que no profanen sus deseos y sientan el delirio de estar muertos.

Y vi pasar el tiempo. Y junto a los días, meses y años, pasaba mi vida entera. Y llegaba tarde. Muy tarde. Demasiado tarde. Y cuando traté de encontrarte aún no habías llegado. Y te buscaba…pero no existías. Y te soñaba. Tanto despierta como dormida. Y te anhelaba. Y tú sonreias. Y me fui. Desaparecí. Y tú llegaste. Y te reíste. Y me buscaste. Y cuando llorabas, yo te consolaba. Y si huías, mi sombra pegada a ti, te perseguía. Y me añorabas. Y me nombrabas. Y tu vida pasó, como pasó la mía. Y tus días, meses y años también se fueron, como los míos. Y te fuiste pronto. Muy pronto. Demasiado pronto. Y cuando saliste a buscarme yo ya me había ido. Y nos vimos, nos cruzamos, pero nunca nos encontramos.

No digas que lo escribo es flor de azahar, pues este verso está vivo: es flor de azahar.

Si tienes en tu frente un amor de pena ardiente, resérvamelo para esta noche y no te haré ningún reproche.

Alejadme de ella: o mejor montadme en encrespado cabello para que pueda cabalgar hacia el horizonte de mi destino: Tú.

Y tú,ahí.En tu vasto campo crepuscular rellenas el agujero intemporal de nuestro amor con besos fabricados de ceniza-coral grisáceo que encontramos un día entre dos dientes palpitantes de placer-. Sigues ahí.Solitaria. Expectante,muda. Desde tu pedestal de odisea, erguida sobre un mar seco de sentimientos, esperas. Esperas que yo te nombre con hirientes letras que queman mi alma, que te guiñe una cadera para que te sientas orgullosa de tu montaña corporal plagada de refugios irisados. Pero no.No puede ser. No es tan fácil quererte y a la vez soportar tu mirada: balas de terciopelo que buscan una pasión recóndita, una sensación unánime de vrisa acariciante. Si todo fuera más sencillo hasta mis pies bailarían el vals más hermoso o la sinfonía sublime compuesta por un corazón de cristal. La pausa más íntima se cierne sobre nuestros erizados pelos, ya indolentes,ya arrasados por ingrávidos rayos de amaneceres tardíos. Ahora,sí.Es el momento. El premio más deseado, el fruto de toda una vida

Busco un refugio:tu cuerpo. Acostumbrado a llorar en el silencio de la noche, sumido en sueños imposibles, te veo en una nube de deseo casi hiératica y ávida de amor. Desde la distancia de tus ojos de agua profunda puedo ver la inmediatez de tu presencia, álbum multicolor plagado de sentimientos inéditos apenas vislumbrados por la memoria de mis labios. La ceguera de la pasión cercenaba mi conocimiento amoroso hasta que te encontré a ti, tendida en un mar de ilusiones perdidas, musitando una canción de cuna a una larga hilera de imprevistas olas. Tu cuerpo: un refugio sobrecogedor. Ensimismado por tus suaves ondulaciones no pude ver el misterio que tus senos guardaban celosamente; tampoco ví como tus evanescentes pies dialogaban con discreto helecho coralino, enredado obsesivamente a tu grácil extremidad. Pero sí pude ver como acariciabas un corazón desgarrado por el mal del desamor, y también vi a tu refinada cintura pactar con una ráfaga de viento virgen para que te envolviera en un

Si pudiera expresar con palabras La rabia ahora contenida Si pudiera gritar en silencio Y dejara de sangrar mi herida… Lagrimas que brotan sangre Dolor de alma malherida Daño que siento huérfano Soledad que produce la vida. Sin poder mirarme me busco Hallándome oscuro recuerdo Rendida en sueños pasados Pesadillas que hoy no quiero. Luces que antaño brillaron En sombras hoy convertidas Deslumbraron mi pasado Y en tinieblas escondidas.

Con el dolor de tu ausencia me consuelo viéndome sufrir en agonía y luchando por vivir mi peor duelo. Casi moribundo, casi inerte, como losa yaciente sobre la tumba, abandonado al descuido de tu mente. Desprendido del halo de tu alma, como sombra ausente de su imagen, arrojado al abismo de tu olvido. En la espera de los tiempos sin retorno, como espacio ausente en la distancia, perdido en universo inexistente. Remontar tu orografía yo quisiera escalando tus montes y tus valles, ocultarme en el follaje de tus selvas para después en ellas reencontrarme. Y perder así toda consciencia que me liga a este mundo racional y en fabulosa demencia escapar para sentir tu trémula displicencia. ( Foto cedida por Manu)

Miré en tus ojos oscuros, antaño profundos y ciertos Ni un brillo que me cegara, ni una brizna de sentimiento Ojos, que aunque vivos estaban, huecos, vacios y muertos. Quiero volver a mirarme en tus ojos de deseo Quiero que enciendan brasas como encendían mi cuerpo Quiero abrasarme en ellos… más solo frialdad encuentro. Tú te miraste en los míos acaso buscando consuelo Puede que refugio encontraras, mas nunca mi amor, ni anhelo Seguiste mi mirada perdida como estrella errante en el cielo. Dos miradas se cruzaron sin rumbo ni trayecto Ambas perdidas y muertas, ambas sin destino cierto Miradas que se esquivaron como barcos en un puerto. Miré en tus ojos oscuros, antaño profundos y ciertos Ni un brillo que me cegara, ni una brizna de sentimiento Ojos muertos, que aun con vida, provocan mi sufrimiento.

Me equivoqué ¡Sí! Y ¿qué? Acaso ¿tan grave fue mi error? Acaso ¿fue tuyo el acierto? Sueña tus sueños si quieres y apártalos de los míos, no te pediré rendimientos. Si en el cruce de caminos, pudiste elegir trayecto, de que reniegas ahora, acepta lo tuyo, acepta lo nuestro. No reconozco tu nombre, no quiero reconocerlo, tu intentas evitarme y yo esquivo tus recuerdos. Mi nostalgia te envenena, mi añoranza te fustiga, despréndete de tu orgullo, desnúdate de tu ira, cúbrete con manto amable que apacigüe tu agonía. Bailamos un vals, solitarios, al son de ninguna melodía, adagios incoherentes, faltos de tempo , carentes de sintonía. Despréndete de esa máscara, abre los ojos y mira, sé valiente y reconoce lo que sentiste aquel día. Transforma la pesadilla en sueño, trata de vivir tu vida, pero no me arrojes al fuego eterno por no dar la medida. Me equivoque ¡Sí! Y ¿Qué? Acaso ¿fue tuyo el acierto?

Bajo las aguas del gran marjal se esconde un secreto. Si tú lo descubres,me muero.

El viento El abrazo del sueño llegó con el crepúsculo. errante lo trajo consigo.

Con donosura. Los crisantemos perduran junto a la sepultura.

Niña no te sonrojes que están queriendo las rosas acunarse en tu vientre.

Cuerpos al sol: sobre la tersura del musgo nos dimos el primer beso.

Enjaezado va. Córcel de negro azabache por la feria adelante.

Apenas imperceptible,te comenzaba a sentir, latidos, sensaciones, cosquillas,tu cuerpo formándose en mi. No eras una célula, ni un embrión, ni siquiera un ser. Eras mi propia hija, que un día habría de nacer. Cada latido era mi vida, cada pulso mi vivir, cada mes que pasaba, una ilusión para mí. ¿Cómo imaginar tu cara, tus gestos, tu sentir? ¿Serás como yo pensaba? ¿Serás parecida a mi? Apenas una molestia, ni tan siquiera una náusea, mi cuerpo a ti se adaptaba como un gas a su burbuja. Mi vientre henchido llenaba, horas de luz y de dudas, acariciándote dentro, hablándote con dulzura. Siete meses se cumplieron, el sueño se hacía vida. Solo soñaba con verte, con ver tu cara de niña. Ansiaba tenerte en mis brazos deseaba mecerte dormida fundirnos en un abrazo corazón y alma unidas. Llegaba el crítico momento Nueve meses se cumplían ¿quizás hoy? ¿quizás mañana? Ni despierta ni dormida… Pero tu momento llegó como toda tu vida postrera, de repente decidiste regalarnos tu sorpresa. No quise

Avanza un peón decidido luchando siempre adelante presto a comenzar su lance contra el peor enemigo. La batalla ha comenzado tras la decisión inicial de luchar de igual a igual con alfiles a su lado. La infantería ha diezmado. Ya es hora de comenzar un ataque de verdad con jinetes a caballo. Más en una jugada maestra una torre se prepara para hacer una escapada y acometer a su presa. Un caballo vigilante desvela la posición lanzándose con pasión a defender su estandarte. Y desde su posición altiva la Dama observa jugada viendo peligrar su vida sacrificada por nada. Acorralada por torres un caballo la remata. Alfiles alzan en vítores, peones clavan sus dagas. Sobre el tablero bicolor la reina yace tumbada, su vida entregó contenta, su honor de pieza sagrada defendiendo como dama lo que su Rey deseaba. Jaque-mate a la dama. Reina sin vida, sin trono y sin nada.

Solo quiero ser una nube de paso en el cielo desgarrador de tu vida. No quiero ser tu futuro, ni tampoco tu anhelo. Seré solo aquel deseo puro e inabarcable que nunca se consigue.

La vida es un charco de estrellas esperando la resurrección dentro de tus ojos.

NOSTALGIA DE TU DESDEN Te doy las gracias por la nostalgia de tu desdén, por aquel injusto desprecio, por tu adiós sin melancolía, por aquellos momentos fugaces en la oscuridad de un local, por los paseos de la alameda del destino que se truncaron por tu culpa. Evocación triste de ti :heroína infame en la batalla de los sentimientos, paladina injusta de la cruzada del desamor, destructora insegura de un futuro imposible y tal vez feliz, testigo de cargo de un inocuo pecado de juventud. Desde la distancia del tiempo (casi una vida) te sigo recordando impunemente y dando las gracias por la nostalgia de tu desdén. Este poema es de un nuevo amigo JOSE OSES, todo un poeta.

No puedo con mi vida Pesada sepultura Si vivo pensando en muerte ¿Por qué no morir en vida? Tambores retumban mis sienes Tic-tacs que marcan mis días Relojes que pausan las horas ¿Por qué no terminará el dia? Si arrancarme el dolor pudiera Si curar lograra mi herida Si alcanzar la paz consiguiera ¿Por qué no dormir tranquila? Sueños que sueño despierta Vidas que vivo dormida Muertes que muero pensando ¿Por qué no soñaré dormida? Vidas que sueña la muerte, Muertes que sueña la vida.

Ser gota de lluvia para poder escaparme invisible, atravesando lugares, sin nadie que me detenga, sin nadie que me añore. Ser copo de nieve para caer infinita, flotando entre los instantes, desapareciendo y evaporándome cuando la tierra tocara. Ser soplo de aire para que al tocar tu cara, una sonrisa aflorara sin sentido ni razón acariciando tu boca. Simplemente me gustaría ser instantes y segundos a la vez. Vidas y años, eras y tiempos, nostalgias y recuerdos, solo ………ser.

Si en mi pena llevo la penitencia del pecado nunca cometido, si en mi vida soporto la sentencia del juicio jamás producido. Por amor me siento acusada, por sentir me siento en el banquillo, por querer mi alma enamorada a un amor jamás correspondido. Que me juzguen por amar a quien no debo, ¡qué me arrastren a un cadalso construido con penas de amor incomprendido y lágrimas de dolor y desconsuelo! Que muerta de amor y aun latiendo el corazón por el que muero en este día, que digan que sigo aun queriendo a quien amaré y amo todavía. Y si en ese momento tan crucial de sufrir la pena merecida... ¡qué me aten a ese amor irracional y me expulsen para siempre de esta vida!