TORO BRAVO
En la dehesa pastaba, campeando sin prisa alguna. El prado tenía por suelo, por techo el cielo desnudo, y por compañera de juegos, a su vieja amiga luna. Criado entre pastizales entre erales y novillos, mostrando siempre su fuerza su casta y su predominio. Jamás llegaste a imaginar el fin que un día esperaba, morir matando en la plaza después de tanto luchar. Recién convertido en cuatreño el mayoral te observaba fuiste vendido por casta y pusieron fin a tus sueños. Sonaban ya los clarines presagiando nada bueno sobre el albero te viste observado por el pueblo. Capotes bailaban al aire templando tu fuerte embestida no temías entrar a ellos cuándo el torero quería. Una dolorosa punzada a fuego marcaba tu carne lazos color carmesí brotaban por todas partes. Un nuevo tercio llegaba aún más vil y encarnizante banderillas te clavaron de medio cuerpo adelante. Incapaz de comprender por qué la gente aplaudía te fuiste hacia la muleta que soberbiamente escondía a un diestro desencajado por ver