Tal vez soñar...

A ti,poeta, que desde tu ataúd de penumbra educas al mundo con tus soledades gloriosas. A ti,poeta títere de viento y borracho de cielo y agua; a ti,que ensalzaste el azul de las cosas; a ti,poeta explícito de nieblas turbadoras de corazones umbríos de emoción; a ti,héroe lírico de olas encadenadas al infiel pie coralino que pisoteó tu denodada existencia. Desde la altitud de tu memoria la canto al viento que tú cantaste, ese viento de helechos o espuma que rozaba tu líquido sentimental vertiéndolo por tus poros sedientos de gracia. A ti,álgida alma de amaneceres rubricados por una pátina oceánica; a ti,acreedor de soles vilipendiados por la magnitud de la palabra, de la palabra del poeta insumiso a la rueda del destino. A ti, poeta de niebla en el rostro, de temor puro y diamantino. Te canto a ti, poeta, y ya para siempre amigo.

Que no le cubran con mantos de nieve, que lo cubran con rayos de cuidada efigie que es lo que todo el mundo quiere. Que no le lloren mujeres sin nombre, que le lloren aquellas que le hicieron ser hombre. Que no se olviden sus versos,que se esparzan al viento y conquisten todo el universo. Que se arrodillen ante él los ineptos ,que suscriban sus besos inciertos, que besen sus huesos, que no profanen sus deseos y sientan el delirio de estar muertos.

Y vi pasar el tiempo. Y junto a los días, meses y años, pasaba mi vida entera. Y llegaba tarde. Muy tarde. Demasiado tarde. Y cuando traté de encontrarte aún no habías llegado. Y te buscaba…pero no existías. Y te soñaba. Tanto despierta como dormida. Y te anhelaba. Y tú sonreias. Y me fui. Desaparecí. Y tú llegaste. Y te reíste. Y me buscaste. Y cuando llorabas, yo te consolaba. Y si huías, mi sombra pegada a ti, te perseguía. Y me añorabas. Y me nombrabas. Y tu vida pasó, como pasó la mía. Y tus días, meses y años también se fueron, como los míos. Y te fuiste pronto. Muy pronto. Demasiado pronto. Y cuando saliste a buscarme yo ya me había ido. Y nos vimos, nos cruzamos, pero nunca nos encontramos.

No digas que lo escribo es flor de azahar, pues este verso está vivo: es flor de azahar.

Si tienes en tu frente un amor de pena ardiente, resérvamelo para esta noche y no te haré ningún reproche.

Alejadme de ella: o mejor montadme en encrespado cabello para que pueda cabalgar hacia el horizonte de mi destino: Tú.

Y tú,ahí.En tu vasto campo crepuscular rellenas el agujero intemporal de nuestro amor con besos fabricados de ceniza-coral grisáceo que encontramos un día entre dos dientes palpitantes de placer-. Sigues ahí.Solitaria. Expectante,muda. Desde tu pedestal de odisea, erguida sobre un mar seco de sentimientos, esperas. Esperas que yo te nombre con hirientes letras que queman mi alma, que te guiñe una cadera para que te sientas orgullosa de tu montaña corporal plagada de refugios irisados. Pero no.No puede ser. No es tan fácil quererte y a la vez soportar tu mirada: balas de terciopelo que buscan una pasión recóndita, una sensación unánime de vrisa acariciante. Si todo fuera más sencillo hasta mis pies bailarían el vals más hermoso o la sinfonía sublime compuesta por un corazón de cristal. La pausa más íntima se cierne sobre nuestros erizados pelos, ya indolentes,ya arrasados por ingrávidos rayos de amaneceres tardíos. Ahora,sí.Es el momento. El premio más deseado, el fruto de toda una vida

Busco un refugio:tu cuerpo. Acostumbrado a llorar en el silencio de la noche, sumido en sueños imposibles, te veo en una nube de deseo casi hiératica y ávida de amor. Desde la distancia de tus ojos de agua profunda puedo ver la inmediatez de tu presencia, álbum multicolor plagado de sentimientos inéditos apenas vislumbrados por la memoria de mis labios. La ceguera de la pasión cercenaba mi conocimiento amoroso hasta que te encontré a ti, tendida en un mar de ilusiones perdidas, musitando una canción de cuna a una larga hilera de imprevistas olas. Tu cuerpo: un refugio sobrecogedor. Ensimismado por tus suaves ondulaciones no pude ver el misterio que tus senos guardaban celosamente; tampoco ví como tus evanescentes pies dialogaban con discreto helecho coralino, enredado obsesivamente a tu grácil extremidad. Pero sí pude ver como acariciabas un corazón desgarrado por el mal del desamor, y también vi a tu refinada cintura pactar con una ráfaga de viento virgen para que te envolviera en un

Si pudiera expresar con palabras La rabia ahora contenida Si pudiera gritar en silencio Y dejara de sangrar mi herida… Lagrimas que brotan sangre Dolor de alma malherida Daño que siento huérfano Soledad que produce la vida. Sin poder mirarme me busco Hallándome oscuro recuerdo Rendida en sueños pasados Pesadillas que hoy no quiero. Luces que antaño brillaron En sombras hoy convertidas Deslumbraron mi pasado Y en tinieblas escondidas.