A ti.
A ti,
compañero infatigable.
Testigo de desvelos, alegrías, desazones.
Eterno y perenne como hoja de pino.
Angustia inconfesable en anhelos perdidos.
A ti,
demudado paladín de momentos inciertos.
Estoico, ante la mirada oscura de negros pensamientos.
Pétreo soldado del amor en que juras.
A ti,
que ante los mudos silencios
gritas sin palabras, sin gestos,
con miradas perdidas y alargadas.
A ti,
que pasado el ecuador de tu leyenda,
evocando epopeyas de un pasado,
lejano, presente, permanente,
luchas por tu gloriosa victoria.
A ti,
por ti
esparzo estas palabras,
porque sin ti,
no habría nada.
compañero infatigable.
Testigo de desvelos, alegrías, desazones.
Eterno y perenne como hoja de pino.
Angustia inconfesable en anhelos perdidos.
A ti,
demudado paladín de momentos inciertos.
Estoico, ante la mirada oscura de negros pensamientos.
Pétreo soldado del amor en que juras.
A ti,
que ante los mudos silencios
gritas sin palabras, sin gestos,
con miradas perdidas y alargadas.
A ti,
que pasado el ecuador de tu leyenda,
evocando epopeyas de un pasado,
lejano, presente, permanente,
luchas por tu gloriosa victoria.
A ti,
por ti
esparzo estas palabras,
porque sin ti,
no habría nada.
Fantástico poema. Una maravilla, en serio.
ResponderEliminar¡Qué bonita "canción" se podría hacer con este poema Nieves! Desde luego es muy afortunado/a la "causa" de tu inspiración.
ResponderEliminarBellísimo.
¡Qué bonitos son tus poemas! Me encantan. Mar
ResponderEliminarMe quedo con la última estrofa. Es la más sencilla (vamos, que no necesito leerla tres veces) y la que lo explica todo. Montse
ResponderEliminar