Sentada en una piedra del recuerdo
suspendida al azar una mirada,
lucho al pensar que amándote te pierdo
y me obligo a llorar, pues no soy nada.

Perdida como gota en la cascada
traicionado el amor de aquel acuerdo,
me rindo al sol y siento ser quemada
abrazando el dolor, mientras lo muerdo.

Sentina de mujer, cárcel abierta;
pedestal destruido y ceniciento,
corazón asustado en la reyerta
sometido a la espera y al tormento.

Escondida al amparo de tu puerta
oigo llamar herido mi lamento.

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