ENCUENTRO

Busco un refugio:tu cuerpo.

Acostumbrado a llorar
en el silencio de la noche,
sumido en sueños imposibles,
te veo en una nube de deseo
casi hiératica y ávida de amor.
Desde la distancia de tus ojos de agua profunda
puedo ver la inmediatez de tu presencia,
álbum multicolor plagado de sentimientos inéditos
apenas vislumbrados por la memoria de mis labios.
La ceguera de la pasión
cercenaba mi conocimiento amoroso
hasta que te encontré a ti,
tendida en un mar de ilusiones perdidas,
musitando una canción de cuna
a una larga hilera de imprevistas olas.

Tu cuerpo: un refugio sobrecogedor.

Ensimismado por tus suaves ondulaciones
no pude ver el misterio
que tus senos guardaban celosamente;
tampoco ví como tus evanescentes pies
dialogaban con discreto helecho coralino,
enredado obsesivamente a tu grácil extremidad.
Pero sí pude ver como acariciabas un corazón
desgarrado por el mal del desamor,
y también vi a tu refinada cintura
pactar con una ráfaga de viento virgen
para que te envolviera
en un cúmulo de máxima pureza.

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