QUIERO ESPARCIR TU NOMBRE

Y tú,ahí.En tu vasto campo crepuscular
rellenas el agujero intemporal de nuestro amor
con besos fabricados de ceniza-coral grisáceo
que encontramos un día
entre dos dientes palpitantes de placer-.
Sigues ahí.Solitaria.
Expectante,muda.
Desde tu pedestal de odisea,
erguida sobre un mar seco de sentimientos,
esperas.
Esperas que yo te nombre
con hirientes letras que queman mi alma,
que te guiñe una cadera
para que te sientas orgullosa
de tu montaña corporal
plagada de refugios irisados.
Pero no.No puede ser.
No es tan fácil quererte
y a la vez soportar tu mirada:
balas de terciopelo que buscan una pasión recóndita,
una sensación unánime de vrisa acariciante.
Si todo fuera más sencillo
hasta mis pies bailarían el vals más hermoso
o la sinfonía sublime
compuesta por un corazón de cristal.
La pausa más íntima
se cierne sobre nuestros erizados pelos,
ya indolentes,ya arrasados
por ingrávidos rayos de amaneceres tardíos.

Ahora,sí.Es el momento.
El premio más deseado,
el fruto de toda una vida
dedicada a escavar entre los pliegues
de tu hirviente arruga natal.
Ya te puedo nombrar,
pero con voz queda,
en silencio.
Quiero esparcir tu nombre
por este continente interior
que suspira en mis entrañas,
que no desea que te pierdas
en el universo cristalino que se palpa
después de una tímida declaración de amor.

Mía eres.
Posesión apremiante de tu vientre,
hostigamiento de cinturas
que crujen en el aire
y se elevan hacia el infinito amoroso.
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