AGUA QUE NO HAS DE BEBER...
Quise beberme ese agua
que bajaba del manantial.
Agua que corría libre
sin ceñirse a su caudal.
Salvaje buscando su rio,
ansiando llegar a su mar,
arrasando todo en su huída,
mojando todo al pasar.
Agua que calma a sedientos.
Agua que sacia tu sed.
Agua que empapa tu alma.
Agua que has de beber.
Cuándo ebrio de ese agua
llegues el sentido a perder,
porque es agua que envenena,
porque es agua como hiel,
te quema, te abrasa, te araña
te hace jirones la piel,
deshazte de ella al momento
y déjala…
que bajaba del manantial.
Agua que corría libre
sin ceñirse a su caudal.
Salvaje buscando su rio,
ansiando llegar a su mar,
arrasando todo en su huída,
mojando todo al pasar.
Agua que calma a sedientos.
Agua que sacia tu sed.
Agua que empapa tu alma.
Agua que has de beber.
Cuándo ebrio de ese agua
llegues el sentido a perder,
porque es agua que envenena,
porque es agua como hiel,
te quema, te abrasa, te araña
te hace jirones la piel,
deshazte de ella al momento
y déjala…
Déjala correr.
¡Muy buena, hermanita! Son preciosas.
ResponderEliminarNieves, la vida nos enseña cada día que pasa, una nueva lección, pero son a veces tan terriblemente crueles sus enseñanzas, que hasta las lecciones que creemos aprendidas se nos vuelven a olvidar, y sin remedio, sin quererlo, nos volvemos a quedar sin aliento y sin saber por qué nos ocurre siempre lo mismo.
ResponderEliminarCuando ebrio estamos de esa agua, y el sentido llegamos a perder, es tan difícil deshacernos de ella, que creo que es más probable secar el manantial algún día bebiéndonos todo su líquido, que dejando correr a ese agua que no hemos de beber.
Preciosa metáfora, mi amiga. Gracias poeta.