Por el agua de Granada
solo reman los suspiros,
cuando el lamento escondido
vuelve la esperanza en nada,
sabiendo que le he querido.


Embrujo de sol y viento,
quejido hecho melodía,
noche que murió en el dia
llevándose en un momento
su cariño que escondía.


Imagen del Albaicín
que grabaste en mis pupilas
las indolentes heridas
que produjeron en mí,
su silente despedida.


Dile que vuelva a mi lado,
dile que mi amor recuerde,
dile que en Granada su duende
le robó su corazón
y me lo sembró en mi mente.


Y aunque sé que cual cascada
yo resistiré a su olvido,
remarán tal vez sin ruido,
por el agua de Granada
mis solitarios supiros...

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